Informe Cuba: Transporte privado de pasajeros con camiones modificados
Los camiones ómnibus de los “Cuentapropistas”
Además de innumerables limusinas de los años 50, en Cuba también circulan muchos vehículos comerciales singulares procedentes de Estados Unidos, del antiguo bloque del Este, Asia y Europa. Nuestro reportaje trata de singularidades muy especiales: camiones de época con carrocerías individuales de autobús. A menudo, restaurados con cariño y pintados con gran esmero, desempeñan un importante papel en el transporte público en la isla caribeña, de unos 1.250 kilómetros de longitud, junto con los autobuses de lineas regulares.
Los camiones con carrocería de ómnibus son frecuentes en Cuba. Desde que se permite la presencia de empresas independientes, el transporte privado de pasajeros se ha convertido en una parte importante del transporte público. Para ello, los camiones estadounidenses y rusos de los años cincuenta y sesenta se convierten en omnibuses. Antes tenían carrocerías planas para transportar remolacha azucarera, pero hoy añaden fascinación al paisaje urbano de la isla caribeña, de unos 1.200 kilómetros de longitud.
Tras la revolución de 1953, Cuba se convirtió en un país socialista bajo el liderazgo de Fidel Castro. La respuesta estadounidense fue un embargo comercial que se fue endureciendo gradualmente. Ya no se permitía el envío de ningún producto estadounidense a Cuba. Decenas de miles de coches fabricados en Estados Unidos se quedaron sin suministro de piezas de repuesto.
Pero el bloqueo dio inventiva a los cubanos. Se reparó lo que ya no funcionaba y se desarrolló una cultura de reutilización, reacondicionamiento y producción de piezas sueltas. A día de hoy, en Cuba no hay chatarrerías, porque todo se puede utilizar para recomponerlo. Cada parte ya tiene un nuevo propósito esperándola.
Mientras tanto, no sólo se utilizan vehículos estadounidenses. La Unión Soviética intervino y envió turismos y camiones a Cuba, en su mayoría de las marcas ZIL y Kamaz. Casi todos los demás países del antiguo bloque del Este también abastecieron a la isla caribeña hasta la década de 1990. En la actualidad, también circulan muchos vehículos chinos en el sector de vehículos comerciales, especialmente camiones de CNHTC, JAC y Beiben. Todas juntas forman una mezcla de marcas increíblemente interesante.
Los carroceros y mecánicos aportan su granito de arena a la diversidad. Los componentes pueden mezclarse y combinarse, y los capós y las cabinas de orígenes completamente distintos suelen combinarse de forma sorprendentemente armoniosa. Además, los motores y las cajas de cambios rara vez proceden del fabricante cuyo emblema adorna el frontal.
Especialmente en el ámbito del transporte público, uno se encuentra con las creaciones más maravillosas. En efecto, además de los numerosos ómnibus estatales, a menudo de origen chino, que intentan gestionar el transporte de pasajeros en servicio regular, también viajan de un lugar a otro innumerables camiones transformados. Son explotadas por subcontratistas independientes.
Desde 2010, durante el reinado de Raúl Castro, también se permiten en Cuba las fundaciones de empresas del sector privado, aunque bajo estrictas condiciones. La doctrina socialista-marxista se modificó, sobre todo porque el inadecuado transporte de pasajeros apenas permitía otro desarrollo. Mientras tanto, los "cuentapropistas", es decir, los pequeños empresarios que trabajan por cuenta propia, también están autorizados en otros sectores. Se dedican principalmente a la gastronomía y la artesanía, así como al alquiler de viviendas. En total, ya hay más de medio millón de autónomos, un tercio de los cuales son mujeres.
Sin embargo, el sector del transporte también es potencialmente conflictivo debido a los “cuentapropistas”. La cuestión aquí es la fijación de precios de los empresarios privados. Los billetes son a veces demasiado caros, como descubren de vez en cuando los inspectores estatales. Las elevadas tarifas se justifican entonces por los costes de combustible y neumáticos. En contra, se argumenta que algunos empresarios de autobuses acumulan riquezas ilícitas, lo que sigue siendo una prohibición en un Estado de orientación socialista. Pero nadie pone objeciones si los vehículos irradian algo parecido al lujo, con costosas piezas cromadas y otros adornos.
Además de las paradas de autobús, a veces apenas reconocibles, existen las terminales, es decir, estaciones de autobuses, en las ciudades más grandes. Allí, los coloridos vehículos se alinean para recoger a los pasajeros y luego transportarlos a todas las partes del país.
Cuando se observan las composiciones completamente diferentes de los camiones con carrocería de autobús, es difícil dejar de maravillarse. Hay ejemplos extremadamente elegantes, elaborados, diseñados y pintados con imaginación, pero también camiones-autobús menos espectaculares que simplemente cumplen su función. En conjunto, resultan agradables a la vista, sobre todo si el observador procede de otras partes del mundo y nunca ha visto nada parecido y, además, siente debilidad por los vehículos comerciales de época.
Texto y fotos: Steve St.Schmidt